sábado, 21 de julio de 2012

UNA PUERTA .....

Recupero un texto que escribí hace un tiempo y que no pudo ver la luz....



     
UNA PUERTA A LA OSCURIDAD
Sonaban a lo lejos las sirenas acompañadas de un tenue reflejo rojo parpadeante, pero no importaba nada de todo aquello, él caminaba bajo la tupida trenza verde en la que se fundían los árboles de aquel pulmón de vida en medio de la ciudad, semejante a un fraternal abrazo que tan estrepitosamente necesitaba su razón.
    Podía escuchar la sangre bombeando desde su corazón hasta la última célula de su cuerpo, cada paso hacía de contratiempo al rápido ritmo del compás de su ente humano. En un momento culmen de esa tensión que se generaba en oleadas que morían en las yemas de sus dedos e impulsaban la creación de otras nuevas, más intensas, echó a correr; corría de forma frenética, como si quisiera elevar los pies del suelo y huir de su propio cuerpo, su propia alma y dejar atrás todo lo que él significaba en el mundo; corrió y corrió hasta la extenuación física y tras un grito desgarrado se desplomó.
    No tardó en despertar, pero ya había caído la noche, y el pulmón vegetal en el que había buscado un poco de liberación, se le antojaba ahora lúgubre, oscuro y solitario. Se levantó del suelo y comenzó a andar pesadamente hasta la salida del parque, pero no podía recordar el sendero. La oscuridad no le ayudaba y el miedo comenzaba a atenazarle el pecho…con desesperación se sentó en un pequeño banco y allí comenzó a hacer un repaso mental de su vida, los momentos malos se presentaban intensamente, mientras que los buenos se diluían en medio de las desgracias…pasado un tiempo algo cambió; el miedo desapareció, y comenzó a darse cuenta de la insensatez que era abandonarse a los malos momentos, ya que los buenos eran muchos y más preciados, haciendo un esfuerzo consiguió evocar los buenos recuerdos, la risa de sus hijos, la mirada de su mujer, las bromas con sus amigos, la universidad, su primer beso...
    Y de repente, se dio cuenta de que la oscuridad había desaparecido, que una fuerte claridad inundaba no sólo el parque, sino también su mente y su alma. A la par reparó donde se encontraba, estaba sentado a la entrada del parque y era de día, el intenso tráfico que circulaba alrededor le parecían guiños optimistas a la vida.
    De este modo, sus ropas raídas de lo que antaño fue un elegante traje, su pelo largo y oleoso junto con su barba larga, descuidada y canosa unido con una inexistente higiene que no le hacían parecer más que un vagabundo, no impidieron que se sintiese como el hombre más poderoso del universo.
    Ese día, se cumplían cinco años de su entrada a ese parque, del comienzo de su senda en la oscuridad, pero no importaba, porque hoy, había abierto la puerta, la oscuridad había desaparecido y podía estar sucio, ajado y desnutrido, pero la amplia sonrisa que dibujaban sus ojos, era más de lo que podía pedirle a la vida…de este modo, salió a vivir, dispuesto a comerse el mundo.

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